Amo que luego de una noche colmada de besos y caricias te levantes cuando apenas asoma el sol y me invites a admirar la inmensidad del mar.
El yate nos lleva mar adentro. Me gusta esta soledad-acompañada, esta soledad que nos lleva a otra simension del mundo y del placer inagotable.
A punto de vestirte con tu traje de buseo para sumergirte en las profundidades volteas y me miras: Estoy desnuda dàndo la espalda al cielo y tomàndo el sol. Caminas hacia mi. Las ganas de bucear se te han quitado.
Besas la planta de mis pies y generas unleve consquilleo. Subes por mis piernas dando mordisqueos. Vas y vienes. Subes y bajas. Estoy ansiosa, excitada y mojada.
Ya no aguanto más. No me dejas ni tomar el sol ni vacear este goce incontrolado.
Estoy indefensa. Ni siquiera hay una almohada para moderla y evitar gemir. Estas llegando al punto final de la ruta: a ese lugar en el que viertes tus orgasmos, que te hace feliz besar, que me hace feliz que beses.
Entre abro mis pieras y dejo ver mi sexo a punto de explotar. Lo miras. Te gusta. Lo besas. Me matas: Ya no sè cuanto llevamos en esto. ¿Segundos, minutos, horas...eternidades?
Sòlo sè que ahy un goce absoluto, que mi espalda se arquea y que suelto un gemido que hace volar las gaviotas testigas de la pasiòn.
Suspiro. Soy felìz, eres felìz, somos felices.
Ahora queda una pregunta: ¿te apetece bucear o prefieres que te pague el placer que acabo de vivir?
Fotografìa:Fragmento... (gabu)
P.D: Miguel, si fuì capaz. Ha sido un verdadero placer contar esto. Besos loquillo.
1 comentario:
me parece genial y como las gaviotas me senti testigo de ese acto... fue muy revelador
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