Soy quien profana ese santuario musculoso.
Soy la virgen que lleva ofrendas a su cuerpo-crimen,
la que sube y baja por su pecho enmarañado y su arbusto negro.
Amo ese lecho que me da su abrazo
mientras muero estremecida por sus labios.
Pecho perfecto que se encuentra con el mío
para abalanzarse sobre mí y penetrarme
Soy la virgen que lleva ofrendas a su cuerpo-crimen,
la que sube y baja por su pecho enmarañado y su arbusto negro.
Amo ese lecho que me da su abrazo
mientras muero estremecida por sus labios.
Pecho perfecto que se encuentra con el mío
para abalanzarse sobre mí y penetrarme
fotografía:Marcero Rodríguez.